El viernes pasado, tras nuestro paseo de otoño, vivimos una nueva experiencia. Los niños con su dedo mojado en pintura colorearon una hoja, similar a la que habiamos recogido momentos antes. Algunos se mancharon algo más que un dedo, pero se lo pasaron muy bien. Para terminar el día, se relajaron jugando con los juguetes.¡QUE GUAY!
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